Hasta hace algunos años, Brasil se mostraba como un país supuestamente monolingüe. Sin embargo, la actualidad nos ha demostrado cómo esta nación se ha abierto en los últimos años hacia la diversidad lingüística y cultural. Con este reconocimiento de la diversidad y la diferencia, se alza uno de los problemas más grandes que pueden tener los estados que desean reconocer la diversidad. Este problema es, básicamente, el poder construir las oportunidades para un multilingüismo justo.
El plurilingüismo de este país se resume en 34 lenguas que son habladas a lo largo y ancho de su territorio. Es importante resaltar que entre estas lenguas se encuentran algunas que no tienen ninguna relación con otras familias de la tipología lingüística. También ocupan un lugar muy importante las lenguas de inmigración que aún se mantienen presentes en el territorio.
Una de las políticas lingüísticas que se están llevando a cabo es la creación del Inventário Nacional de Diversidade Linguística, que se encarga de la documentación, identificación y revitalización de lenguas, que son actualmente consideradas portadoras de identidad. Como dato interesante, podemos ver que estas políticas lingüísticas se extienden también al ámbito de la educación básica: por ejemplo, las escuelas bilingües de frontera son usadas para potenciar el bilingüismo de niños de zonas fronterizas que necesitan conocer las dos lenguas para poder comunicarse.
No obstante, el proceso más importante tal vez es el que los brasileños llaman coofilización de la lengua. Este es un proyecto llevado a cabo de manera local por parte de los municipios cariocas, mediante el cual diversas lenguas indígenas han llegado a tener el estatus de lengua co-oficial. Son 34 municipios los cuales ya han realizado este proceso; de estos 34, 8 casos son de lenguas indígenas y 26 de lenguas alóctonas o de inmigración.
Las conclusiones que esta ponencia nos deja son de gran importancia, ya que como la autora nos dice, aunque se ha avanzado mucho en materia de políticas aún hay mucho para hacer. Esta tarea pendiente se puede complicar por la falta de datos que existen en Brasil y por la falta de promoción que los estudios acerca de diversidad lingüística reciben.
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