Muñoz nos habla sobre la transición del sistema de creencias de los nativos (Huacas), y como la religión alteró no solamente sus costumbres, sino su cultura y por ende su lengua. En la población de Chiquinquirá, sus costumbres se extendían desde leyendas contadas en las fogatas circulares para traspasar los saberes, rituales místicos, adoración a la diosa madre de la laguna, Bachué, que dio vida y explicaba sus orígenes, hasta creencias divinas sobre el poder del agua. A partir de la colonización, se transformaron las creencias de esta comunidad. Se reemplazó a la diosa Bachué por la Virgen, se incorporó poco a poco el carácter organizador de la diosa, y se le dio esas actitudes a la Virgen como una figura que da vida y gobierna. En la colonización también se prohibió el uso de la lengua indígena, dando así paso a una nueva identidad religiosa. Poco a poco la práctica de las tradiciones empezó a ser castigada y los cambios fueron inevitables. No hubo remedio alguno: la colonización no solamente cambió la cultura y extinguió su identidad, sino que también terminó con la vida de una lengua al sustituirla por el Español Castellano.
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